23 de febrero de 2013

Hoja en blanco
a corazón abierto desatado
mas no me estanco
si ha de estar en papel reflejado
sentimiento que de culpa, 
maltrecha por derrota,
quede flotando cual pulpa
escrita tuerta y con garrota.

Purgose así mi hastío
de este maldito anhelo,
imperante en el corazón mío
arrastrado por el suelo,
sollozante en mi regazo
por buscar de ti el perdón
y no encontrarse más rechazo
que de tu boca un No.

22 de febrero de 2013

  Estremeces, arrullas serenatas en las que perder nuestra ficción. Destrozas tanto como enamoras; amas y odias; matas y mueres. Maldices, fustigas, acaricias y bendices. Marcando sin ser y siendo sin estar. Eres persona en cada quién que te entiende, vives en cada alma que te abraza.

  Da igual cualquiera que sea tu aspecto; pues rubia, morena o pelirroja sigues siendo hermosa. Pauso mi ritmo en tus lunares y vierto mis lágrimas, me pierdo entre tus pestañas y tomo el aire que necesito para seguirte, busco tus espacios para introducir pedacitos de mí. En tus curvas se pierden mis deseos y encuentro mis sentimientos, tu principio marca mi final y tras el tuyo se encuentra mi comienzo. Si no encuentro tu nombre lo deduzco.

  Fue en ti donde descubrí quién había sido, en qué monstruo me convertí y qué quería ser. Me diste motivos para luchar por tener la misma vida y energía que un colibrí en primavera, por ser tan caliente como el Sol del verano, aprender a vivir dejando atrás las hojas que de mí se caigan en otoño y saber amar el frío que me asolará en invierno. No pude sino abandonarme a ti y dejar que tú -inmensa y eterna- fueras la que desenterrase los pilares del niño que, con tanto empeño, quise matar. 

  Escribo esto como tantos otros pudieron escribirte, sin pena ni gloria, como agradecimiento a lo que lograste despertar en el vagabundo sin vida que supiste acoger. Si una promesa he de hacer -y cumplir- es la de no dejarte morir, no abandonarte al olvido y perpetuar tu esencia como parte de mi herencia. 


Gracias Poesía.

13 de febrero de 2013

   El amor reside en las cosas que parecen pequeñas pero que, a la vez, nos hacen sentirnos diminutos. Para mí eres amor; no por las pequeñas perlas que forman tu mágica sonrisa, ni por contar conmigo para las cosas importantes buscando una opinión sincera y libre de tapujos, ni si quiera por las escasas pero magníficas muestras de cariño que me das a veces, eres amor por aquellas cinco pequeñas uñas de tu mano izquierda que vi en el asiento trasero del coche de Papá y Mamá el primer día que te conocí. Esas uñas, que hoy decoras con maestría y tan bien cuidadas luces, fueron entonces una constelación que hizo que me sintiera tan feliz como diminuto.

   Posiblemente sea el recuerdo, no contado por otra persona, más antiguo en mi memoria. A pesar de tener dieciocho años más en mi cerebro tras ese día, recuerdo perfectamente cómo, al abrir la puerta trasera izquierda del coche, vi a Mamá con el bebé más precioso que he visto hasta la fecha. Recuerdo como me acerqué con cuidado y Mamá me dijo “Mira, es tu hermana.”. Recuerdo como agarraste mi dedo con fuerza, como si intentaras decirme “Estoy aquí, me voy a comer el mundo y quiero que estés cerca de mí.”, aquel fue el primer abrazo que me diste.

   Hoy se cumplen dos novenas desde que naciste, dos parejas de nueve años que han calado fuerte en mi vida. Has estado presente en todos los hechos importantes que han acontecido en ella –consciente e inconscientemente- y con tus enfados me has ayudado a superar baches que creía realmente insalvables. Creo que no existe una palabra en el mundo que merezca ser usada para agradecerte tu llegada a mi vida. Y sí, debería agradecértelo a ti porque, a pesar de que Mamá y Papá te concibieron, creo que fuiste tú la que sabías que necesitaba a alguien así en mi vida. Alguien tan opuesto a mí como parecido.


Feliz cumpleaños. 

11 de febrero de 2013

Nacidos de un arco,
redondeado disparo e irregular entrada,
cuales flechas de cupido hieren.

Firmes y rectos avanzan desde abajo,
curvados y calmos desde arriba,
mas pícaros rebeldes en su unión hacia el cielo apuntan.

Forma y sentimiento 
en luz y oscuridad aunados,
por cientos de soldados custodiados.

Solos afrontan el avance a orillas del Eurotas,
Afrodita del rechazo su pena comparada,
Súcubo mostrado en ángel encerrado.