Quiéreme
así,
raro
y desnudo,
con
alguna mentira en la boca
y
toda la verdad en la mirada.
Quiéreme
como si valiera la pena,
como
si la vida solo un corazón tuviese,
como
se toca a la seda y se bebe el vino,
con
cuidado y expectante.
Ámame
loco, risueño, triste, enamorado,
hazlo
encendida y al dormir,
con
el moño puesto, la sonrisa a cuestas
y
el genio de quien un mal pronto tiene.
Ten
presente un testamento,
el
legado que de mis palabras se extrae:
si
es por ti,
merece
la pena morir.