Ayer hacía calor,
hoy llueve a mares.
El tiempo es el fiel reflejo
de la ironía que puebla la vida.
Acostumbro a andar sin paraguas,
al igual que un revés del destino
aguanto las hostias de la lluvia en la cara
-o los besos, según se mire-.
Al llegar a casa me doy una ducha,
cuando salgo vuelve a hacer calor
y sudo, sudo tanto que me ducharía otra vez.
Me gusta cepillarme los dientes al ducharme,
nunca sabes si una ráfaga de aire va a besarte;
si a ella le gusta mi aliento fresco
qué hace diferente al viento.
El viento es un cruel amante,
te despierta por las mañanas
y detesta que te peines,
pero, cuando te acaricia,
hasta los lunes son menos malos.
Nadie comprende a los lunes,
tratan de sonreír y enseñarnos luces
pero siempre hay alguien que los maldice.
Ayer traté de sonreírle a la semana,
hoy ya estoy llorando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario