Me gusta saber que estás dormida
para poder enviarte notas de voz
y saber que las vas a escuchar
mientras tú estás despierta
y yo dormido;
y poder decirte que te amo,
que te quiero,
que buenos días,
que no son mejores días
porque no voy a despertar a tu lado
o no voy a poder hacerte el desayuno
y llevártelo a la cama,
o no vamos a poder hacernos el desayuno
el uno al otro,
ponerlo en la mesa,
luego solo comernos un par de cosas
-bueno, eso yo, porque a ti te gusta comer un poco de todo-
y que se nos olviden los cereales;
que no podremos hacer el amor
después de desayunar
ni ducharnos,
ni besarnos bajo la ducha,
ni querernos otro poquito,
ni hacer el tonto en la cama
antes de hacerla
y hacerla;
darnos cuenta que no es domingo
sino lunes,
que deberíamos estar en el trabajo
y no haciendo el gilipollas
-que tanto nos gusta-,
y ambos llamamos
y decimos estar enfermos
con mucha fiebre;
se lo creerán
y podemos seguir haciendo el tonto,
y no hacemos la cama
porque la hemos vuelto a deshacer,
y nos tumbamos y te leo a Wilde
y lloras de una forma tan bonita
que resulta hasta una ofensa
llorar después de ver eso;
y me besas y te beso
y me acaricias y te acaricio,
y no nos damos cuenta
pero ya habíamos hecho la cama
para volver a deshacerla de nuevo.
Y no hay mejor religión
que ponerme de rodillas ante ti,
besarte entre los pechos
y sentir tus latidos en mi boca.
Qué lunes más domingo.
ResponderEliminarQué todos los lunes fueran domingo.
Y no hay mejor religión
ResponderEliminarque ponerme de rodillas ante ti,
besarte entre los pechos
y sentir tus latidos en mi boca
Escribes de miedo
Me quedo por aquí leyéndote con todo el gusto del mundo
serenalunallena.blogspot.com
Espero que te pases por mi blog y te hagas partícipe de él
Un abrazo:)
Precioso. Así es exactamente como me siento.
ResponderEliminarMuchas gracias.