A ella no puedo hacerle daño,
a ella puedo no contarle todo
y estar contándoselo a la vez;
a ella no puedo hacerla llorar,
a ella puedo enseñarle que también
sé respirar debajo de las lágrimas;
a ella le sobran los motivos
para estar lejos de mí
y le falta tiempo
para no dejarme ir.
A ella le basta con dejarme en silencio
gritar auxilio,
porque sabe que no debe ser más que eso,
un grito, sí,
pero sordo.
Quizás,
quién sabe,
mi chica ideal se llame Soledad.
Creo que la soledad es, en ocasiones, el mejor amante..
ResponderEliminarMe ha gustado bastante :3