8 de diciembre de 2014

Desato los cordones,
aflojo el calzado,
saco mi pie de él
y me quito el calcetín.

Me acaricio
como si fuera ella
la que está al final;
en contacto con la suya
mi piel está formada 
por miles de yemas de dedos.

Salgo a la calle
con los pies descalzos
y sus plantas desnudas
buscan una textura
con la que volver a sentir.

Hace frío, lo noto
en la contracción de mis músculos,
en el vapor que emanan mis pulmones,
en los gorros y bufandas de los transeúntes;
hace frío, lo noto
pero no lo siento.

En nada se diferencian 
los adoquines
de la piedra,
la tierra
o la hierba.

Mis pies están rojos,
mis pies palpitan,
mis pies corren,
saltan,
tiemblan
y se agitan.

Un reloj en el tobillo solucionaría la impuntualidad.

-Llegas tarde ¿Dónde has estado?
-Lo siento, me entretuve soñando.


10 de noviembre de 2014

De repente
te encuentras a ti mismo
con un boli roto de cartón
en la mano izquierda
y un cúter viejo y afilado
en la mano derecha.

Con la hoja de la herramienta
presionas la ruina del bolígrafo,
y presionas,
y haces un corte limpio tras otro;
de un momento a otro
la hoja se atasca,
y presionas,
y haces un corte en seco
en tu propio dedo.

La piel se levanta,
quizá también la carne que protegía,
todo comienza a llenarse de sangre
y tú te llevas el dedo a la boca.

Es curioso,
el color de tu sangre es precioso,
hasta diría que el sabor es dulce;
puede que te estés mareando
y que hayas llegado al botiquín
sin darte cuenta.

El agua del grifo te hace daño,
pero la oxigenada no escuece
y los golpes de la gasa en la herida
casi no duelen.

Tu dedo es un poema,
tienes un corte amorfo
y un vendaje precario
que le hace juego.

A lo largo de los días siguientes
la herida se abre varias veces
y tú no puedes dejar de mirar
el flujo de tu sangre hacia el desagüe;
miras el apósito
que trata de proteger la herida
y la mierda lo inunda,
eres tan cerdo que no puedes
mantener ni la venda que te arropa.

Te duele,
tratas de evadir el dolor
y te haces manco en el intento;
tu mano izquierda aún es útil
y tú te encargas de hacer 
que parezca todo lo contrario.

Sin darte cuenta
han pasado cuatro días
y tú te has mantenido entretenido
con el corte más profundo y tonto
de tu vida.

Cuando miras el reloj
son las ocho y media,
ella llega en diez minutos de su viaje
y tú ya no sabes si te cortaste
haciendo el gilipollas
o para que hubiera algo 
que doliera más que la distancia.

Mírala,
allí viene con su parka azul,
de repente la estación se vacía
y toda la sangre que has perdido
vuelve a fluir de forma repentina.

Por primera vez desde que te cortaste
la herida supone problema,
al fin y al cabo un dedo vendado
es un dedo menos con el que tocar su cara.

4 de noviembre de 2014

Esto no es un poema.

Carece de rimas,
estilo medido,
métrica refinada,
y si se cuela algún recurso retórico
es pura casualidad.

Repito, esto no es un poema.

No tiene artificio,
nadie lo ha trabajado
y no lo escribe un prodigio.

Insisto, esto no es un poema.

No contiene parábolas
ni simbolismos,
solo sentimientos
e incapacidad.

Eso sí,
si hablamos de ella
todo cambia.

Cada lunar rima con su contiguo,
su sarcasmo es la medición de un estilo,
sus caderas son métrica de oro
y cada uno de sus latidos
una hipérbole.

Todo en ella es artificio,
entenderla es el mejor de los trabajos
y sus dedos con los míos
plumas de prodigio.

Su sonrisa es la mejor
métafora del amor jamás vista
y su espalda
símbolo y signo de paz.

Puedo asegurar,
y aseguro,
que ella sí es un poema.

26 de octubre de 2014

Me gusta cuando callas 
porque parece que vuelas,
y te cojo de la mano, 
y lo hago contigo.

Me gusta cuando paseamos
porque no quiero que el puente acabe,
y me cuentas tu infancia,
y soy niño a tu lado.

Me gusta cuando compramos pipas
porque no nos las comemos por reírnos,
y terminamos en el suelo,
y nada más importa.

Me gusta cuando no arranco
porque tú me lo has pedido,
y nos quedamos en silencio,
y con la felicidad en las caras.

Me gusta cuando cerramos los ojos
porque el tiempo no pasa ni nos importa,
y me acaricias los dedos,
y los asientos del coche son nubes.

Me gusta cuando sueño
porque estás tú aunque duerma solo,
y mi voz te llama,
y acudes a la llamada.

Me gusta cuando me gustas
porque no hay sueños,
solo realidades.


29 de septiembre de 2014

Por ti no rodaron cabezas,
por ti perdí la mía.

La libertad empieza en la rebeldía
de una moral que se cree reina de la verdad.

Tu moral es absolutista,
pero mi corazón es un pueblo
que pide amor a precio justo
y tiene ansia de destronarla
a base de afilados besos en tu cuello.

Mis manos son la cesta
que recoge tu rostro 
cuando este es degollado.

Tú, patria, 
comienzas a ser consciente
de que perteneces al pueblo
que te reclama y late en mi pecho.

La indignación de tu moral
viste de rojo tus desnudos
gritando revolución,
esperándome a mí,
sans-culottes,
para tomar una Bastilla 
que se nos quedará pequeña.

No sé si pasaremos a la historia
o si ésta será cruel con nosotros,
lo que sé es que has marcado un hito,
que has sido mi Revolución Francesa.

15 de septiembre de 2014

Cierro los ojos
y el olor de Londres me invade,
veo macetas con flores en patios
que no existen bajo esa lluvia.

Estiro los brazos
y la humedad de Edimburgo me baña,
mi cuerpo echa de menos
encogerse entre viviendas de judíos.

Mis pies pasean descalzos
en los verdes campos bretones,
a esta paz le falta olor a naranjas
y un monumento que perdió su nombre.

Viajo
y soy dos mitades,
la primera en Córdoba se queda, 
la segunda a Córdoba se lleva.

9 de septiembre de 2014

Ella está perdida.

Cada parte de su cuerpo 
vira hacia un rumbo distinto
dejando su futuro 
a merced de la suerte.

Gira ciento ochenta grados
para ver de dónde viene
y cada uno de sus ojos
le muestra un trayecto diferente.

Le falta destreza en su mano izquierda,
el exceso de confianza de su diestra la traiciona,
ya no mira al frente cuando anda
y su espalda se comba de tanta carga;
tiene en su cabeza un nido de aves carroñeras
y al suelo que pisan sus pies le falta firmeza.

Ella está desolada.

Apenas es nada
y nada de lo que fue
ahora queda.

Hoy llora,
patalea,
se agota
y cae rendida.

Carece de fuerza para levantarse,
en ocasiones hasta parece no querer tenerla;
su cerebro no funciona como debiera,
evita razonar para darse cuenta.

Ella es una puta barata.

Es de todos
y a la vez de nadie;
los que dicen quererla la explotan
y los que dicen odiarla la reclaman.

Se acuestan con ella pidiendo libertad,
eso sí, libertad subjetiva y propia;
basta con disfrutarla hasta cansarse,
dejarla a medias con carreras
y pedirle, después, que sea otra.

Ella sólo quiere ser mujer.

Busca ser libre,
agradar a todos,
ser mimada cuando lo necesite
y no tener que pedir ser escuchada.

Andar descalza sin herirse,
erguirse y mirar al alba
tras una noche de cervezas,
risas y alguna que otra ropa calada.

Busca saberse madre de todos,
sentir desatados en su vientre
millones de corazones.

Ella tan solo es ella,
pero ni tan siquiera eso sabe. 





21 de agosto de 2014

Poeta, son tus penas
el poema y nada más;
poeta, no hay poema,
se hace poema al llorar.

Al llorar se hace el poema,
y las lágrimas al secar
dejan ver la sonrisa que nunca
se ha de volver a llorar.

Poeta, no hay poema
sino versos que rimar.

29 de julio de 2014

Tengo un corazón,
dos dilemas,
tres notas a mano en la página de este libro,
cuatro crisis existenciales
y cinco versos en este poema.

Tengo seis dilemas,
siete formas de resolverlos,
ocho intentos para hacerlo,
nueve copas de más
y diez noches de menos.

Tengo once primeros días de un año,
doce para asimilarlos,
trece de buena suerte,
catorce para enamorarme
y quince para empezar a ser algo.

Tengo dieciséis poemas inacabados,
diecisiete rimas mal tachadas,
dieciocho comas mal contadas,
diecinueve versos que se mueven
y veinte lunas a la espalda.

Tengo veintiún errores,
veintidós intentos de canciones,
veintitrés años padecidos,
veinticuatro meses sin sueños
y veinticinco de ellos sin dormir.

Tengo veintiséis tramos horarios,
veintisiete órganos vitales,
veintiocho colapsos mentales,
veintinueve versos que no son nada
y treinta que significan demasiado. 

5 de julio de 2014

Vienes y te vas,
Maquillas la noche en la sombra de tus ojos
y te escondes bajo el naranja de una piel rugosa.
Pero dulce.

Historias dibujan tu piel
cartografiando un pasado
y guiando al presente.
Renaces entre sonrisas de nieve
y romances de trigo,
sueles querer sin serlo
y terminas siendo sin quererlo.

Ahogo la incertidumbre en versos
y descorcho la botella
vertiendo el mensaje del náufrago
en una copa de sueños

Destapas la esencia
de lo dulce del anís. 

24 de junio de 2014

Ayer hacía calor,
hoy llueve a mares.

El tiempo es el fiel reflejo
de la ironía que puebla la vida.

Acostumbro a andar sin paraguas,
al igual que un revés del destino
aguanto las hostias de la lluvia en la cara
-o los besos, según se mire-.

Al llegar a casa me doy una ducha,
cuando salgo vuelve a hacer calor
y sudo, sudo tanto que me ducharía otra vez.

Me gusta cepillarme los dientes al ducharme,
nunca sabes si una ráfaga de aire va a besarte;
si a ella le gusta mi aliento fresco
qué hace diferente al viento.

El viento es un cruel amante,
te despierta por las mañanas
y detesta que te peines,
pero, cuando te acaricia,
hasta los lunes son menos malos. 

Nadie comprende a los lunes,
tratan de sonreír y enseñarnos luces
pero siempre hay alguien que los maldice.

Ayer traté de sonreírle a la semana,
hoy ya estoy llorando. 

10 de mayo de 2014

Trescientos kilómetros por hora,
Nubes blancas y bajas,
Un horizonte limpio y eterno,
Colinas que serpentean para no tocarse entre sí.

De repente un túnel,
Veo mi reflejo despeinado 
Por la mala postura al dormir.

Paisaje abrupto,
Verde,
Marrón
Y, en ocasiones, amarillo. 

El señor que está sentado a mi lado
Lee El País con la experiencia que atesoran sus canas,
Cuida cada página como si fuera la última,
Bebe un trago de su Voll Damm, vuelve a la lectura.

La chica asiática lleva quince minutos maquillándose
Y sonriendo cada vez que su móvil se ilumina,
Creo que no solo la espera Barna cuando baje del vagón.

Hay una niña que apenas sabe caminar
Pero ya sabe decir "te amo" 
-o eso entiendo yo-
Mientras corretea por el vagón
Sincronizando su tambaleo con el tren.

El revisor pasa, se atusa el bigote
Pide los billetes, los pica, sonríe, se atusa el bigote,
Da los buenos días, entorna un gesto amable
Y se atusa el bigote.

El paisaje ha cambiado, 
El llano impera a las colinas
y las nubes parecen más grises.

En la radio han cambiado el jazz por el blues
Y este a su vez por la banda sonora de alguna película,
La cual deja paso
A un fragmento de la ópera Madamme Butterfly.

Me siento eterno 
Y no puedo evitar preguntarme
Cómo sería el mundo si todos 
Tuviéramos la mirada de un viajante curioso. 

25 de marzo de 2014

Siempre quise escribir
un poema donde no pase nada,
un poema en el que pese todo,
un poema en el que cese al cómo.

Siempre quise leer
un poema donde pase todo,
un poema en el que pese nada,
un poema en el que bese al cómo. 

Siempre quise querer
dejar de querer algo
y empezar a ser alguien.

Siempre quise ser
querer de alguien
que no deje de ser por estar. 

Siempre anduve queriendo,
escribiendo,
leyendo
y no siendo.

Siempre quise dormir.
Siempre quise.
Siempre.  

17 de marzo de 2014

¿Büenos días?
Aparece el Sol,
las caras largas,
café ¿azúcar?
no demasiado.

Todo el mundo
odia a los lunes,
pero ellos no
entienden por qué
son repudiados.

Piden cariño
llorando en calles
plagadas de odio
y caminantes carentes de sed.

Llevo el café
a aquellos lunes,
ellos me miran
y sonríen
bebiendo a sorbos.

Su tiempo se fue,
pero esperan 
la oportunidad
de que alguien les de 
lo que merecen. 

18 de febrero de 2014

Hoy se ha pasado mi vida
para preguntarme
por cuál de mis venas 
corre tu sangre.

Dice querer hacerle una visita;
portaba una botella de vino
y unas ganas locas de sonreírle a la cara
a cada uno de tus glóbulos rojos.

Y por más que le digo y repito
que es tu saliva la que habita mi cuerpo
y que lo único rojo son tus labios
-porque te empeñas en llevarme la contraria-
ella sigue insistiendo cada cinco minutos.

No es capaz de comprender
que un corazón sea capaz de latir por otro
pese a no portar la misma sangre.
Pregunta para qué sirven las arterias
y yo le digo que a mí no me mire:
lo mío son las letras.
No me interesa cómo funciona mi cuerpo,
más bien me preocupa para qué lo hace.

Y ella, terca y cabezota,
abre la botella de vino 
y sirve dos copas.
Agradezco su gesto,
pero antes de poder tomar una
me abofetea y vuelve a colocarla en la mesa.

"No es para ti,
es para ella"
Dice con firmeza
mientras mira a la puerta.

Allí la espera,
dice saber que llegará,
que si una vez lo soñó
alguna vez ha de pasar. 

14 de enero de 2014

No pasan los días,
la vejez aprieta 
y los ojos no cierran.

Permanece el dolor
sin existencia de recuerdo
que ayude a moldearlo.

El olvido deja a las hojas
sin su principal función
en un calendario
marcado con fechas no propias
y ojos ajenos.

El cepillo de dientes
quedó divorciado
sin más pareja que su copia
en el espejo. 

La habitación 
no se inunda de babas
o del caer de unas bragas,
es la lluvia del rostro
la que apremia a construir un arca.

Refleja el retrovisor
un recuerdo borroso del pasado
que bien podría ser miopía
de un hombre con vista sana.

Fruta madura 
muerta en su caída,
podrida en el tiempo,
retoma su condición de semilla
para poder crecer como árbol
y ser flor de romance
de un sueño menos amargo.