24 de agosto de 2015

Hay mujeres que son bosque,
maraña de árboles que inundan
las fosas nasales con aromas
de tierra húmeda y salvaje.

Hay mujeres que son manto,
que acolchan los pies al sueño
de una vida sin pudores
ni desencantos. 

Hay mujeres que son sed,
sonido de agua brotando
del manantial del que nace,
sonido de agua quebrando
la roca que le impide ser cauce.

Tú,
mujer de brezo y nogal;
cantan tus hojas con la brisa,
lucen tus flores sus mil colores,
es tu ramaje el abrazo en el que quiero soñar. 


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