8 de noviembre de 2012

Llevo todo el día tirado en la cama, desnudo cual perro abandonado en la calle. Recordando cuando eran sus manos las que me vestían y el sonido de su sonrisa el que me alimentaba. Ahora vivo de restos; de sonrisas que saco a la gente, buscando alguna que me llene, soy así de egoísta; pero hay días que no puedo vagar por la calle en busca de ellas, hay días que necesito que se alimenten de la mía porque, aunque me cueste creerlo, sé que mi sonrisa puede ser preciosa y que el brillo de mis ojos puede dar vida, lo sé porque tú me lo dijiste un día -una parte de todo lo bueno que me diste-. La vida se ha transformado en una vorágine de autodestrucción que me lleva a encontrarme a mi mismo, pero... ¿Y qué si mi yo es tu yo? ¿Y qué si no quiero ser otra cosa que la última pieza del puzle de tu vida? ¿Y qué si tú eres la droga que le falta a la nicotina? ¿Y qué mi amor...? 


Y qué.

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