El amor reside en
las cosas que parecen pequeñas pero que, a la vez, nos hacen sentirnos
diminutos. Para mí eres amor; no por las pequeñas perlas que forman tu mágica
sonrisa, ni por contar conmigo para las cosas importantes buscando una opinión
sincera y libre de tapujos, ni si quiera por las escasas pero magníficas muestras
de cariño que me das a veces, eres amor por aquellas cinco pequeñas uñas de tu
mano izquierda que vi en el asiento trasero del coche de Papá y Mamá el primer
día que te conocí. Esas uñas, que hoy decoras con maestría y tan bien cuidadas
luces, fueron entonces una constelación que hizo que me sintiera tan feliz como
diminuto.
Posiblemente sea el
recuerdo, no contado por otra persona, más antiguo en mi memoria. A pesar de
tener dieciocho años más en mi cerebro tras ese día, recuerdo perfectamente cómo,
al abrir la puerta trasera izquierda del coche, vi a Mamá con el bebé más
precioso que he visto hasta la fecha. Recuerdo como me acerqué con cuidado y
Mamá me dijo “Mira, es tu hermana.”. Recuerdo como agarraste mi dedo con
fuerza, como si intentaras decirme “Estoy aquí, me voy a comer el mundo y
quiero que estés cerca de mí.”, aquel fue el primer abrazo que me diste.
Hoy se cumplen dos
novenas desde que naciste, dos parejas de nueve años que han calado fuerte en
mi vida. Has estado presente en todos los hechos
importantes que han acontecido en ella –consciente e inconscientemente- y con tus enfados me
has ayudado a superar baches que creía realmente insalvables. Creo que no
existe una palabra en el mundo que merezca ser usada para agradecerte tu
llegada a mi vida. Y sí, debería agradecértelo a ti porque, a pesar de que Mamá
y Papá te concibieron, creo que fuiste tú la que sabías que necesitaba a
alguien así en mi vida. Alguien tan opuesto a mí como parecido.
Feliz cumpleaños.
Amor, pura ternura y amor.
ResponderEliminarLas peleas con ella me dan la vida y las cicatrices de sus arañazos humedecen mis lagrimales de alegría.
ResponderEliminar