27 de marzo de 2013

Dejar de escribir o de ser, de vivir o ver ¿Qué sentido tiene seguir cuando no te quedan ganas? Es bastante extraño que, analizando mi trayectoria y filosofía de vida, tire la toalla pero las ganas dejaron de bailar con las letras. Quizá agoté mis fuerzas de querer sentir en el papel o quizá no es así como deba ser, no lo sé. Entendí mal tus palabras, puede ser, pero hasta aquí llegué, dígole adiós a la Literatura versada porque parece no ser lo mío. La prosa no termina de llenarme, puede que tenga la capacidad, sí, pero no las ganas. Porque todo es cuestión de tenerte ganas Literatura, no nos engañemos pues tú sabes que no es un adiós por mucho que insista en que lo sea, que se convertirá en hasta luego porque volverán las ganas de tenerte presente en mis ojos. Eh, no llores, sé que echarás de menos a este perro fiel que acudía a ti cuando más necesitaba a alguien, que era capaz de acariciar tus páginas en lugar de pasarlas, que mojaba tus hojas con lágrimas y sonreía cuando volvía a leer esas páginas arrugadas de sentimiento, este que ahora te pide un espacio para recapacitar si de verdad nos necesitamos o si sólo ha sido un juego del que ambos salimos tan heridos como maduros. Porque sí, maduré en ti cada vez que descubría la madurez que escondías en cada signo de puntuación, fuiste letra capital en mi entrada al huerto donde el pensamiento crítico es cultivado. Es gracioso ver que fui capaz de creerme poeta y no llegaba a filósofo de barra de bar, pero siempre es tiempo de rectificar, una retirada a tiempo es una victoria a largo plazo. 



Adiós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario