10 de mayo de 2014

Trescientos kilómetros por hora,
Nubes blancas y bajas,
Un horizonte limpio y eterno,
Colinas que serpentean para no tocarse entre sí.

De repente un túnel,
Veo mi reflejo despeinado 
Por la mala postura al dormir.

Paisaje abrupto,
Verde,
Marrón
Y, en ocasiones, amarillo. 

El señor que está sentado a mi lado
Lee El País con la experiencia que atesoran sus canas,
Cuida cada página como si fuera la última,
Bebe un trago de su Voll Damm, vuelve a la lectura.

La chica asiática lleva quince minutos maquillándose
Y sonriendo cada vez que su móvil se ilumina,
Creo que no solo la espera Barna cuando baje del vagón.

Hay una niña que apenas sabe caminar
Pero ya sabe decir "te amo" 
-o eso entiendo yo-
Mientras corretea por el vagón
Sincronizando su tambaleo con el tren.

El revisor pasa, se atusa el bigote
Pide los billetes, los pica, sonríe, se atusa el bigote,
Da los buenos días, entorna un gesto amable
Y se atusa el bigote.

El paisaje ha cambiado, 
El llano impera a las colinas
y las nubes parecen más grises.

En la radio han cambiado el jazz por el blues
Y este a su vez por la banda sonora de alguna película,
La cual deja paso
A un fragmento de la ópera Madamme Butterfly.

Me siento eterno 
Y no puedo evitar preguntarme
Cómo sería el mundo si todos 
Tuviéramos la mirada de un viajante curioso. 

1 comentario:

  1. Genial!!, yo escribí ( no en el blog) varios textos de viajes en tren , describiendo lo que veía más o menos como tú.
    Me parecen textos sencillos que pueden transmitir mucho con poco.

    "Me siento eterno ..." esas tres palabras muy buenas para cerrarlo

    Un saludo, :)

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